Rudy Corrales Vega
El ser humano, en su complejidad puede simplificarse en dos componentes: la materia y la energía. Esta energía es la que le da intención a la existencia, es la que define si uno está vivo o muerto. Si uno no tiene esa energía sólo queda un cuerpo inerte que se descompondrá hasta convertirse en polvo.
Esta energía es lo que las escuelas filosóficas llaman espíritu y su estudio es lo que en este documento llamaremos espiritualidad, es decir, la reflexión de qué papel juega esa energía en el cuerpo.
Por las leyes de la termodinámica sabemos que la energía no se crea ni se destruye, únicamente se transforma. Nuestra energía vital cumple plenamente con esta Ley. Ha existido desde el origen del universo y seguirá existiendo aún después de la muerte.
La pregunta lógica a este punto es ¿qué razón tiene esa energía de tomar un cuerpo y transitar en este mundo? ¿Qué busca eventos combinados entre todas las distintas energías han hecho posible que estemos hoy acá? Ese es sin duda el principal debate de las religiones, el cual ha tratado de ser resuelto por algunos personajes que han avanzado mucho en la respuesta en las diferentes culturas. Estudiarlos, es estudiar la razón del ser, comprenderlos es el viaje a descubrir la razón de nuestra existencia.
Etimológicamente podemos afirmar que la palabra religión tiene por significado “juntar”, es decir, volver a unir lo que se ha separado, lo cual, en concordancia con lo que se ha afirmado en párrafos previos, no es otra cosas que las energías vuelvan a su fuente original, a la causa primera, al origen.
La respuesta que da cada religión, es algo así como un manual de procedimientos o de reglas que nos facilita el retorno a la causa. Hay tantos procedimientos como religiones existan, todas ellas tienen en su origen una amalgama con la cultura que como sociedades hayan acordado. Si uno tuviera la posibilidad de conocerlas todas, las que existen, las que existieron y las que existirán, posiblemente encontraría que en todas hay elementos comunes, quizás la más conocida sea el amor.
La energía que tomó el cuerpo ha tenido una intensión, esta debe estar, suponemos, asociada a la necesidad de vivir una experiencia física. Puede ser quizás que otras energías vengan no a tener experiencias, sino a ayudarnos a otras energías a tener las experiencias que quizás tengan un mayor valor.
Las experiencias que todos debiéramos tener posiblemente están asociadas a los aprendizajes que puedan acompañarnos luego de la muerte, es decir, cuando la energía decida abandonar el cuerpo y continuar su eterna existencia.
¿Qué nos gustaría llevarnos para la eternidad? La respuesta a esta pregunta es estrictamente personal, pues depende de las condiciones de cada uno. Nacer un Costa Rica, hombre o mujer, pobre o rico, con limitaciones o sin limitaciones, son condicionamientos previos que definen la existencia. Cada uno debiera hacer un análisis introspectivo y valorar sus condiciones personas, y descubrir en ellas lo que da razón a la existencia.
Cuando el ser humano descubre su razón de ser, encuentra una satisfacción tal que hace que su vida tenga sentido. Por eso el llamado a que cada uno debiera explorar, viajar, moverse, pensar, ir tocando puertas en la vida y observando cuales de ellas se van abriendo (tocad y se os abrirá), las que se cierran dejarán claro que ese no es el camino de nuestra existencia, pero las que se abran serían sin duda verdaderas respuestas a la pregunta de por qué estoy aquí.
Ser una persona espiritual no tiene mucho que ver con el estudio de los procedimientos dictados por las religiones. Esta mas asociado a aplicar estos procedimientos en la vida diaria y descubrir el verdadero procedimiento interno que nuestro espíritu a querido trazarse en esta existencia.
La existencia demuestra que hemos elegido estar acá, el reto de todos es encontrar esa razón. Mientras exista posibilidad de cumplir esa experiencia nuestra energía estará presente, cuando ya nuestra misión este cumplida, posiblemente nuestra energía decida abandonar el vehículo y continuar su marcha en la eternidad.
Es mi deseo que todos tengas la experiencia que quisieron tener al venir a este mundo y que su reflexión les permita encontrar más pronto que tarde, su razón de ser.