Recuperar la normalidad

Recuperar la normalidad

Ante la época desafiante en estos tiempos, será un reto y una oportunidad para readaptarse a una nueva realidad

A pesar de que parece que el mundo paró y dejo de fluir, la realidad es que la vida a persistido. El panorama cambió, sin consultar o pedir permiso. Muchos hábitos y costumbres se transformaron. La realidad es que el mundo no dejó de ser a pesar de tener encima la terrible amenaza de la pandemia. De hecho, el planeta no derrumbó. Por lo contrario, la crisis y el distanciamiento social fortalecieron los valores de sus habitantes. Inyectando energía, esperanza y ganas para reconstruir el mundo afectado y explotado. Una tierra que giraba sin descanso, existiendo bajo las demandas de ciudadanos caprichosos y egoístas.

La adversidad y la añoranza a la rutina conocida despertaron una conciencia dormida. Desde luego que no es momento para buscar culpables o los instigadores de esta crisis. Es importante tomar responsabilidad y aceptar que todos y cada uno somos parte del problema y de la solución.

Cada época de la historia ha luchado y encontrado una forma para trascender. Nosotros, no somos la excepción. La sociedad actual se ha visto forzada a iniciar un proceso de recuperación y superación. Condiciones que antes de esta terrible pandemia, eran solo sueños y esperanzas de las películas de ciencia ficción. Para retomar la vida, hay que confrontar con objetividad las cuestiones que impulsaron a qué la pandemia, explotara con tal magnitud. Cada persona se debe  convertir en un agente de protección, y cambio. En un embajador para preservar la vida y el equilibro.

Es importante tener planes de acción concretos. Saber qué hacer en caso de que alguna persona se enferme. Saber cómo vivir en un habiente más limpio, sin esperar a qué otros lo higienicen, recojan la basura o desinfecten sus áreas de trabajo. Saber a dónde recurrir en caso de tener una emergencia. Saber hacer un mapa para reintroducir rutinas y el contacto social. Siempre hay que ver hacia el futuro y reconocer que resurgir si es posible, sanar, no es una acción opcional. Si estas vivo, el planeta exige que lo cuides. La vida continúa, cada uno tiene el compromiso de poner de su parte, porque todos formamos la cadena universal, que esta alrededor de este mundo, para cuidarlo por ser casa de todos.

El factor humano debe ser una prioridad, ser gentil, agradecido, paciente y prudente. Recordarse lo difícil que era estar distanciado y vivir sin la cercanía y el roce humano. Para retomar la vida, será importante recordar esta época, como una prueba superada con excelencia, conmemorando las historias gratas que se vivieron; agradeciendo a las personas que estuvieron presentes, e hicieron que el tiempo se pasara menos estresado.

Sobre todo, hay que ser consistente con los aprendizajes adquiridos. Recordar y adaptarse a un mundo en recuperación de una enfermedad mortal. No repetir viejos patrones deteriorados y tener presente el valor y la fragilidad de la vida. Hay que aprender las lecciones de esta experiencia, para tomar mejores decisiones.

Autor: Rafael Manzanares Benavides.