Esta pandemia nos invita a reflexionar que es necesario y posible construir un mundo nuevo. No tomemos el encierro y el confinamiento como un castigo, sino como una oportunidad para finalmente encontrarnos con nosotros mismos y pensar en el futuro. No en un futuro imaginario, sino en un futuro real que hará de nuestro mundo un mundo mejor. Frente a nosotros mismos tomemos consciencia de las cosas realmente importantes y sobre todo de las personas que tanto amamos y que merecen toda nuestra atención cada día.
Este virus, no es un virus externo, ajeno a nosotros, es un virus interno, propio de conductas que provocan agresiones contra la naturaleza, que clama respeto, y que se convierte en este momento en una lámpara que nos ilumina ante una realidad que tantas veces refutamos, qué pequeños y vulnerables somos, por eso, que se nos recuerde actuar con respeto y humildad, no es malo.
Se nos invita a reflexionar, a perseverar, a cambiar, a reconstruir. Esta es la hora de la reconstrucción, no pensemos en lo que perdemos sino en lo que estamos ganando todos juntos, porque los momentos difíciles siempre dejan lecciones y son beneficiosos.